“Es el fin del mundo como lo conocemos… y me siento bien” Michael Stipe
Dudo que mientras recargaba por última vez su tintero para condecorar con su majestuosa firma el primer ejemplar de su obra cumbre “La vida es un destello de placer en un cielo de frustraciones – Introducción a la noche en Ibiza”, hubiera imaginado Alex Caniggia que no sería él, sino el autor del prólogo a la séptima edición de su libro, quien resumiría en una frase breve y elocuente lo que es no ya el pensamiento de Alex, sino un paradigma que generaría acalorados debates entre los más ilustres personajes de la comunidad filosófica.
Mucho se podría decir sobre el mencionado axioma, pero ya ríos de tinta se han invertido en analizar y reanalizar sus simbolismos, motivaciones y (esencialmente) materializaciones en el curso de la historia, pero lo cierto es que cuando la pluma sangrante de Jorgito Porcel Jr. concluyó maravillosamente “que lindo no hacer un carajo sin que te rompan las bolas”, no sabía Él la importancia que (adelantado a su tiempo y los hechos futuros) sus palabras cobrarían a nivel mundial en el año 2.020.
El silencio público en el que Jorge se ha refugiado en los últimos años nos impide saber de primera fuente cuál es su posición acerca de la autoinducción de las personas a situaciones de estrés y rutina que, más que un respuesta razonable o (mentalmente) sana a una pandemia global que nos impide saber siquiera cuando saldremos de nuestra casa, parece una resignación a la sobreexplotación y presión a la que estamos sometidos todos los días de nuestras vidas, esclavizados a obligaciones que nos prometen una felicidad que cada vez se posterga más al servicio de más y más obligaciones.
Ante su silencio y nuestra necesidad, me tomo el atrevimiento de reinterpretarlo y proponer actividades que capaz puedan darnos algo más que los libros y PDF académicos, las clases por Zoom y las fantasías laborales, o al menos que nos distraigan un rato de toda esa rutina, porque al final, si no tenemos tiempo para hacer lo que nos gusta, ¿Qué sentido tiene lo demás?
Cierro con mi reinterpretación (casi una falta de respeto) de las palabras del maestro:
“Qué lindo hacer lo que se me canta la gana sin que me rompan las bolas”
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